16 octubre 2016

Agua sin cauce

Puedo recitarte renglones perdidos en los cajones del escritorio de mi habitación. Nunca había sentido tanto ni tan poco, a la vez. Desconcertante e inentendible a partes iguales. El sabor de la libertad me hace pensar con la mente más fría, en su sitio. Como siempre ha debido ser. Pero no.
Y ahora sí. Entonces sí.
Con todo. Invencible. Realmente me sentía bien. Era el momento de mi vida en el que hasta inspirar aire me daba placer. Sentía que por muy poco tiempo que cerrase los ojos iba a perderme un segundo de gloria. Y así era. Cada día diferente, y así siempre. ¿Cómo podría gustarme tanto mi vida?
Idas y venidas que han desembocado en un mar enorme, agua sin cauce.
VIVIR

No hay comentarios: